ha atado
todos los cabos sueltos
y ya no cabe
esperar ningún milagro,
ha llegado
la hora
de poner las
cartas bocarriba
y dejar de
fingir que todavía me queda
un as
escondido.
Todo está
sobre la mesa;
mis sueños,
mi cuerpo, mi fe en un futuro contigo.
Puedes
quedarte con todo,
así son las
reglas del juego,
quién se
retira pierde y yo me retiro.
Te pido que
no vuelvas a mirarme con tu cara de póker
tentándome a
creer que la suerte puede ponerse de mi lado,
ya sabes lo
fácil que soy cuando me miras a los ojos
y me sonríes
con esa sonrisa tuya que parece contener
todos los
remedios contras la mala fortuna.
Puedes
levantarte y recoger tu botín
las normas
ni siquiera te obligan a mostrar tus cartas.
Si no te
importa yo me quedaré un rato
a celebrar
mi derrota,
a fin de
cuentas, siempre tuve un buen perder
—quizá sea
la costumbre—
y lejos de
agachar la cabeza
y diluir mi
fracaso en el fondo de una copa,
brindaré por
el juego limpio,
por tu
coraje que venció a mi póker de ases
y por esta
partida que nadie nos obligó
a comenzar,
aquella noche de verano
cuando la
luna me asaltó en una esquina
y dejé que
me besara en los labios.
1 comentario:
Uno lo decide, uno lo intuye, uno sabe cuando ha llegado el momento de destapar las cartas y aceptar el resultado final... triunfo o derrota, lo mismo da.
Un abrazo.
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