Gracias a todos por vuestra mirada.

martes, 4 de octubre de 2016

Puertas al campo

Me estoy volviendo perezosa
para gastar palabras
que pueden decirse con un beso,
con un gesto,
con una caricia reclamando su derecho
a decir la última palabra
cuando todo ya está dicho.
Y es que el cuerpo no entiende
de caligrafías con buena letra
ni  paréntesis que tratan de explicar
lo que no alcanza a explicar el sustantivo.
La piel solo entiende de versos
que se escriben con la sangre que huye, 
del trazo firme y obstinado
en repetir el discurso
que dictan las normas de buenas costumbres.
Versos que solo pueden escribirse
en tus párpados,
en tu espalda
en tu pecho,
en el punto exacto del poema
que reclama por entero al cuerpo,
y comprende al fin, que no se pueden poner
puertas al campo.