No me perdonan estas paredes
impregnadas de tu ausencia,
ni el suelo que pisaron nuestros pasos
sin cruzarse en sus tablas de madera.
Habita bajo las tejas
un fantasma de tristeza
-clandestino polizón-
ilícito heredero de tus risas
embaladas en cajas de cartón.
No me perdona el aire que respiro.
Todavía puedo oler
el aroma de tu sueño
velando la madrugada a tientas.
El reloj marca una hora equivocada
en su esfera circular.
Sus agujas olvidaron detenerse
en el tiempo necesario para hablarte.
Tendré que inventarme otro lenguaje
que pueda prometer cielos azules
y dibujar estrellas que iluminen
el mar oscuro de tus noches.
Gracias a todos por vuestra mirada.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
lunes, 3 de septiembre de 2012
Maldiciones
Malditos sean todos los miedos
adheridos a mi piel
y mi sonrisa de Gioconda
despojada de su risa.
Malditos los versos dibujados
en lunas de papel
y los rescoldos de una hoguera
condenada a ser ceniza.
Maldito también el viento
que conspira contra los sueños,
y las distancias que distancian
el amor de la memoria.
Malditas las sentencias de martillo
que golpean en la sien
y te arrojan al mundo de las sombras.
Maldita muerte que no muere
empeñada en
sobrevivir
de entre todas las ruinas.
Malditos los naufragios
que ahogan todos los destinos
y te dejan naufragando a la deriva
en un mar sin horizonte y sin orillas.
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